Yo no soy muy amigo de estirar demasiado la postproducción de una fotografía desmelenándome en fascinantes prodigios digitales; cuanto menos tenga que tocarla en el ordenador más contento estoy, por ese motivo intento conseguir en el momento del disparo lo más próximo a lo que tenga proyectado. Sin embargo hay algunos casos en lo que es imprescindible recurrir a técnicas digitales.
Uno de esos casos se produce cuando tenemos que trabajar en macro y nos encontramos con una profundidad de campo muy pequeña, cosa frecuente en fotografía gastronómica. En estos casos suele funcionar la toma cenital, en la que todo el producto queda en el mismo plano en el que tenemos el enfoque. Es una opción. Pero si tenemos prevista una toma con profundidad la solución no es tan fácil. Podemos recurrir al enfoque selectivo, dándole toda la importancia a un elemento y dejando todo el resto fuera de foco o, como en este caso, al apilado.
Hay algunos casos en los que es imprescindible recurrir a técnicas digitales.
El apilado o “focus stacking” consiste en hacer un número suficiente de fotografías, variando el enfoque, para sumarlas después por software y conseguir una profundidad de campo mayor. Es conveniente utilizar un raíl de enfoque macro para conseguir estas variaciones sin mover el anillo de enfoque del objetivo.
Los programas más populares (no los únicos) para hacer el apilado son Helicon Focus, Zerene Stacker y Adobe Photoshop. Este último funciona bien cuando hay que apilar un número discreto de fotos; los otros dos, mucho más especializados, llegan a conseguir apilados de centenares de fotos con resultados excelentes. Curiosamente cuanto más pequeño sea el motivo más fotos vamos a necesitar, puesto que el macro será más extremo y la profundidad de campo menor.
Y dicho esto, vamos con los berberechos que hay hambre.
Cómo lo cocinamos
Ingredientes
Limpiar los berberechos
Empezamos lavando los berberechos al menos un par de horas. La mitad del tiempo con agua de mar y el resto con agua dulce con sal, sin excedernos. La idea es que el agua que después suelte el berberecho al cocinarlo no sea excesivamente salada.
Abrir los berberechos
Ponemos una copita de vino y una hoja de laurel al fuego, lo llevamos a ebullición y añadimos los berberechos. Lo dejamos hervir y los vamos retirando conforme se vayan abriendo. Una vez abiertos les quitamos las conchas y reservamos.
Preparamos la base de la salsa
Filtramos el caldo que nos ha quedado con una estameña y comprobamos el punto de sal. Preparamos una base de salsa con ese caldo, un chorreón de vinagre balsámico de módena y pimentón dulce. Añadimos los berberechos sin concha.
Finalizamos la tapa
Acabamos añadiendo pimentón picante (al gusto) y pimienta negra recién molida. Por último los regamos con zumo de lima o limón.
Cómo está hecha la fotografía

Teniendo en cuenta que es muy común la imagen de los berberechos en conserva, me pareció interesante jugar con la idea de los berberechos y estas latas de presentación que hace ya algún tiempo se pusieron de moda. La lata fue el único accesorio (prop), junto con el pincho en forma de tenedor, que utilicé para la foto.Iluminar una superficie metálica suele llevar su complicación y, por si eso no era suficiente, decidí colocarlo sobre una superficie espejada que podía añadir conflicto pero también interés.
Para conseguir el reflejo completo sobre la superficie metálica y sobre la base coloqué una octa de contra. No suele gustarme hacer esto cuando hay líquidos porque producen luces especulares muy altas, lo solucioné controlando los ángulos. Las superficies metálicas y los pinchos del tenedor quedan bien iluminados y la salsa no refleja tan directamente. Con dos ventanas frontales a 45° se da la forma redondeada a la lata (algo así como en la iluminación de botellas) y también se matizan las formas sombreadas en la tapa de la lata.

Canon 5D Mark II con EF 100mm f/2.8L Macro IS USM
Enfoque a 0,67 m
f:18
Velocidad: flash
ISO 160
Original RAW procesado con DxO Photolab v 1.1.1 Elite.