Un nuevo ejemplo de la imaginativa cocina popular que aprovecha los sobrantes de otras preparaciones para armar un plato bien lucido. El bacalao se presta mucho a reutilizar sus recortes, ahí está el ajoarriero, la esqueixada, etc. Una buena masa, la sartén y unos pellizcos de lo que tengamos a mano, como ahora el bacalao, para arreglarnos una tapa, una cena o darnos una alegría cuando el momento lo requiera.
Una ventaja que tiene el buñuelo es que tampoco hay que preocuparse mucho por darle una forma demasiado perfecta, en el peor de los casos te va a quedar hecho un buñuelo y ya es lo suyo.
Vamos con ellos.
Como lo cocinamos
Ingredientes

Inicio de la masa:
Batimos el huevo con la harina y la levadura. Mezclamos bien con una varilla hasta conseguir una masa homogénea. Incorporamos el agua poco a poco mientras removemos para que se integren bien todos los ingredientes y no formen grumos.
Preparar el bacalao
Quitamos la piel del bacalao (guárdala para un pil pil o para un crujiente). Lo desmigamos o cortamos en trocitos muy pequeños para que el buñuelo quede fino, es importante asegurarse de que no quede ninguna espina. Picamos muy fino el ajo y el perejil y lo mezclamos con el bacalao en otro bol.
Finalizar la masa
Mezclamos con alegría y salero ambas preparaciones y dejamos reposar al menos media hora para que la levadura actúe y la masa quede esponjosa y ligera. Si has utilizado bacalao desalado no le añadas sal, si es fresco puedes añadir una pizca a tu gusto.
Freir los buñuelos
Separamos pequeñas porciones de masa, lo que recoge una cuchara, las ponemos en un cestillo para freir en aceite no excesivamente caliente y vamos removiendo para que el buñuelo adquiera forma redondeada. No es necesario hacerlos del todo, simplemente que cojan la forma y no se peguen unos a otros. Los acabaremos de freir, ya todos juntos, en el momento que vayamos a tomarlos. Eso sí, los freiremos siempre cubiertos de aceite.
Cómo está hecha la fotografía
Los buñuelos, ya sea como tapa o plato, están francamente buenos, pero la verdad es que no se distinguen por lo atractivo de su color. Estaba planteándome como darle colorido a la foto cuando fui a cambiar el disco de música. Al sacar el disco del lector me fijé en los reflejos arcoíris que hacen los CD y pensé que esa es la viveza de color que estaba buscando, de modo que abrí una caja de discos vírgenes y dispuse un fondo con ellos, al fin y al cabo ya casi no se usan.

Dispuse una base de compactos y busqué el reflejo irisado con un flash de contra que concentraba la luz con un cono. Utilicé unas bolas de papel como dobles para controlar el efecto que produciría la luz sobre los buñuelos. A la derecha puse un reflector dorado que iluminó y dio calidez la parte frontal derecha sin afectar a los reflejos de los discos y en el frente un reflector plata que rellenaba las sombras sin afectar a la textura. Coloqué un último reflector en la parte posterior derecha para levantar nuevos matices en los discos del fondo y, por último, un par de ramitas de perejil aprovechando el contraluz.

Canon 5D Mark II con EF 100mm f/2.8L Macro IS USM
Enfoque a 0,62 m
f:18
Velocidad: flash
ISO 160
Original RAW procesado con DxO Photolab v 1.1.2 Elite.